En torno a estas estrellas, las más comunes de nuestra galaxia, suelen encontrarse planetas terrestres, por lo que esta investigación da pistas sobre la formación planetaria más común.
Un equipo internacional de astrónomos detectó un posible disco de polvo y escombros alrededor de una estrella fría de baja masa, algo no muy común. En la investigación participó Johan Olofsson, investigador asociado del Núcleo Milenio de Formación Planetaria.
La detección de discos alrededor de estas estrellas rojas, conocidas por los astrónomos como de tipo espectral M, es relevante porque permite explorar el posible vínculo entre su ocurrencia y la presencia de planetas terrestres en el sistema, comunes alrededor de estrellas tipo M.
“No conocemos muchos discos de escombros (de segunda generación) alrededor de estrellas de tipo M, lo cual es raro porque si conocemos muchos de primera generación y por eso este trabajo es muy interesante, ya que permite ver el impacto de los vientos estelares y otras interacciones con la estrella central sobre el disco mismo, por ejemplo”, explica Olofsson, quien también es investigador del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso y director del Max Planck Tandem Group (acuerdo entre el Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg, Alemania, y la Universidad de Valparaíso).
El estudio se realizó a partir de imágenes obtenidas con el instrumento SPHERE, instalado en el Very Large Telescope (VLT) de ESO, en Chile. SPHERE permite suprimir la luz de estrellas brillantes, por lo que es posible tener una mejor visión (un mejor contraste) de las regiones que las rodean.
La estrella central es GSC 07396-00759, perteneciente a un sistema múltiple y parte del sondeo infrarrojo SHINE, dedicado a la búsqueda de exoplanetas. Olofsson explica que el disco que rodea a la estrella compañera es más masivo y aún tiene gas. “Ambas estrellas deberían tener más o menos la misma edad, ya que todo apunta a que se formaron juntas, por lo que esto significa que hubo algo diferente en la evolución de cada una”, comenta el astrónomo, segundo autor de esta investigación.
El disco alrededor de GSC 07396-00759 está de canto respecto a un observador en la Tierra, al igual que otros que los astrónomos han hallado alrededor de estrellas del mismo tipo espectral. Por esto, los científicos sugieren que a pesar de que la debilidad de estos discos dificulta su detección, el uso de técnicas optimizadas para este tipo de orientaciones podría incrementar el número de detecciones.
Luego de esta publicación, Olofsson espera hacer seguimiento del sistema utilizando el Observatorio ALMA. “Entre otras cosas, queremos tener una mejor idea de la masa de polvo en el disco y, potencialmente, buscar gas”, finaliza.
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Crédito de la imagen: ESO/E. Sissa et al.