Las enanas blancas son remanentes estelares que resultan de la evolución de estrellas de masa solar. Como la mayoría de las estrellas, la progenitora pudo pertenecer a un sistema múltiple, con una compañera en distinta etapa de evolución. Para saber cómo afecta la evolución de la estrella anfitriona a la compañera se realizó una investigación teórica de sistemas formados por enanas blancas y enanas marrones, objetos subestelares que no son lo suficientemente masivos, y, por lo tanto, no pueden mantener reacciones nucleares continuas de fusión del hidrógeno en su núcleo. El segundo autor de este trabajo es Matthias Schreiber, director del Núcleo Milenio de Formación Planetaria.
La investigación, publicada en la prestigiosa revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, concluyó que los objetos sub estelares pueden sobrevivir a esta evolución incluso si están relativamente cerca de la estrella anfitriona.
“Al sobrevivir, la masa se transfiere de la estrella anfitriona a la enana marrón, lo que conduce a una breve fase evolutiva en la que tanto la futura enana blanca como la enana crecida orbitan en la envoltura de la enana blanca progenitora. En contraste con los hallazgos anteriores, se muestra que esta fase evolutiva especial no depende de si la compañera es una estrella o una enana marrón”, recalca Schreiber, quien también es académico de la Universidad Santa María.
Para realizar la investigación, se utilizó el conocimiento previo sobre evolución estelar y la interacción entre dos estrellas (o una estrella y un objeto subestelar). En base a esto, se trabajó con modelos computacionales.
El principal resultado de este trabajo, indica el astrofísico, es que la evolución de la envoltura común no depende de si la estrella compañera es una enana marrón o una estrella.
“Los próximos pasos de esta investigación, son relacionar nuestro resultado con la formación de objetos subestelares y con la evolución de estrellas binarias”, finaliza Schreiber.
Crédito imagen: Universidad de Sheffield